pags

24 de diciembre de 2013

Y LA POLÉMICA TAMBIÉN (y 2)... (EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG)

Tras publicar mi opinión sobre la segunda entrega de la adaptación de El Hobbit a la gran pantalla, quisiera comentar también mi opinión entorno a la agitada polémica que suscita el hecho de dividir en tres partes una adaptación de un libro de apenas trescientas páginas. ¿Homenaje a Tolkien o sacacuartos para los fans?




¿HOMENAJE O ABUSO?

Como no podía ser de otra forma ante una producción de estas características, no ha faltado la polémica entre partidarios y detractores de la adaptación y del particular estilo Peter Jackson. Las mayores quejas que he leído tienen que ver la elección de un formato de trilogía para la adaptación del libro, provocando (según detractores) escenas demasiado largas y estiradas sin motivo, aunque también he leído críticas a las licencias que se toma la versión cinematográfica respecto a la literaria, e incluso al propio casting de la película.


 Jackson y Tolkien
Pues bien, desde mi perspectiva de fan del Lengendarium de Tolkien, creo que una vez más Peter Jackson y los suyos han conseguido plasmar en pantalla esa mitología de forma magnífica. La aproximación de Peter Jackson ha sido la de profundizar en la épica, dejando de lado el tono más relajado del libro original. ¿Supone esto un error? A ojos de algunos, sí. Pero yo me pregunto: una vez todos hemos visto la adaptación de El Señor de los Anillos, conocemos la historia detrás de ese pequeño anillo dorado, ¿cabe la posibilidad de relajar el tono de la precuela sin restar credibilidad a los hechos posteriores narrados en dicha trilogía? En mi opinión, indudablemente no. Sería discutible en caso de haberse realizado en orden inverso, pero no es el caso.

Para justificar mi respuesta, quiero centrar el foco en el trabajo original de Tolkien. Para mí, su trabajo no se limita a tres novelas interconectadas, sino la creación de toda una mitología. Y sobre esa mitología, publicó algunos libros, como lo fueron un cuento de aventuras (El Hobbit), una novela épica (El Señor de los Anillos) y una serie de relatos cuasi-mitológicos que cristalizaron a título póstumo (El Silmarillion). Pero lo importante de su obra es todo el legado que hay detrás de esos libros, ese universo tan detallado que tardó toda una vida en ir dándole forma.

Y a fin de cuentas, El Hobbit no es más que una historia ambientada en el Legendarium del escritor, un libro excelente, divertido y ameno, que todos los que lo descubrimos en su día lo guardamos con cariño, y que además, nos sirvió de introducción a muchos para conocer su obra. Pero resulta que esta inocente aventura, dirigida al público infantil, se narran unos hechos que a la postre resultan cruciales para el devenir del futuro de la Tierra Media. Como tal los trata Peter Jackson en esta nueva trilogía, que no sólo cuenta la aventura narrada en la novela original de la que toma el nombre, sino que la complementa desarrollando hilos argumentales que en la misma tan sólo aparecían ligeramente esbozados (y no siempre), aunque sean de vital importancia, como la trama de Dol Guldur. Aprovecha el haber grabado ya el final de la historia para rellenar las lagunas existentes entre ambas partes de la saga literaria y lo hace de manera notable. Con sus licencias y su particular visión de la obra, por supuesto.


El concilio blanco atacando Dol Guldur, por Angus McBride
Como muestra un botón: cuando uno lee el Hobbit, no se queda con la sensación de peligro intrínseca al anillo que encuentra Bilbo. Parece obvio que después tres películas ahondando en ello, no tendría sentido no hilvanar los hechos de El Hobbit con los que sucederían después en la trilogía posterior. Es más, el propio Tolkien realizó ligeros cambios en el Hobbit a posteriori para que encajaran mejor con El Señor de los Anillos, de publicación posterior... ¿cómo no va a hacer lo mismo Peter Jackson, que ya había publicado su visión? Estaba, bajo mi punto de vista, obligado a reforzar los nexos de unión entre ambas historias, no inventando cosas que no suceden (al respecto, me sorprende que a la gente le choque la inclusión de Legolas en el Reino del Bosque, cuando es el hijo del Rey Thranduil, aunque Tolkien no le de un papel en El Hobbit), sino hilvanando las tramas de manera natural: El Hobbit y el Señor de los Anillos forman parte de la misma historia, y reforzar la conexión entre ambos 'capítulos' resulta imprescindible.

El Hobbit: La Desolación de Smaug supone un nuevo homenaje no tanto al libro en sí, sino a toda la obra de Tolkien en general, que cualquier aficionado a la misma podrá disfrutar sin ningún tipo de problema. Permaneceremos atentos al final de la trilogía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario